Mis sobrinos

El pasado 13 de febrero, a las 5 y media de la madrugada, nació Miguel, mi último sobrino. Pesó unos 3 kilos y 740 gramos y, según cuenta mi hermana, de todos los hijos que ha tenido, este ha sido el mejor parto de todos, casi sin dolor (con la ayuda de la epidural). Es su noveno hijo y todos, a excepción de María, mi ahijada, han sido niños.

Los nueve hijos de mi hermana mayor están muy bien educados, son muy obedientes y se expresan muy bien. Yo me pongo muy nerviosa cuando vienen a mi casa ya que suelen hacer mucho ruido y prefiero el silencio y la tranquilidad. Creo que es normal, son niños. Mi madre y mi padre son los que se encargan de estar pendientes de ellos, yo ayudo un poco menos. Creo que no se me dan demasiado bien los niños, pero procuro jugar con ellos, ver algo en la tele juntos o ayudarles a hacer los deberes. Ya no se quedan a comer en mi casa porque cada vez que venían mi madre se pasaba toda la mañana cocinando y preparando cosas y cuando se iban se daba un palizón a limpiar.

No se como mi hermana es capaz de llevar todo adelante. El caso es que lo consigue muy bien ya que mi cuñado le ayuda compartiendo las responsabilidades. En su casa el ajetreo es diario a pesar de que pasan mucho tiempo fuera llevándoles a actividades extra escolares.

Mi hermano tiene dos hijos y también es muy buen padre. Habla mucho con sus hijos en inglés y le entienden perfectamente. Juega mucho con ellos a juegos de mesa y hacen figuras de origami. Mi sobrino Julián, el mayor, ha conseguido aprender a dominar ese arte, aprendiéndose de memoria los movimientos para hacer figuras de papel perfectas casi sin mirar.

La verdad es que tengo una familia muy grande y eso me gusta.

Escrito por Amalia



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