Acampada en San Pedro del Pinatar

Cuando me enteré que se iba a hacer una salida de fin de semana me quise apuntar desde el primer momento. Tardé un poco más de lo debido en decidirme y me dijeron que pasaba a la lista de espera. No me sentó demasiado bien. Afortunadamente, a los pocos días me confirmaron que podía ir y que tenía que traer toda la documentación firmada.

Llegó el día de irnos. Algunos habíamos quedado a las 9 de la mañana para irnos en la furgoneta, mientras que otros se iban en autobús desde la estación de San Andrés. El viaje duró una hora aproximadamente y fue muy tranquilo. Yo me encontraba fenomenal y no paraba de hacer bromas con los compañeros todo el rato. Tenía ganas de pasármelo bien.

Llegamos al albergue, que estaba junto al mar, e hicimos algo de tiempo hasta que nos dieron las habitaciones. Allí se respiraba aire puro. En nuestra habitación éramos seis. Estaba en la primera planta, al final del pasillo y tenía varias literas. Me puse con algunos de mis mejores amigos: Rafa, Paco, Jose Jorge o Javi. Al poco rato, empecé a tener hambre porque no había merendado, pero aguanté sin problema hasta la cena. Para cenar nos fuimos al comedor. No era muy grande, pero tenía una mesa muy larga donde cabíamos todos. De cenar nos pusieron unos platos de embutido, una merluza con patatas y unas natillas, que algunos repitieron. Luego, unos se fueron a dormir y otros nos quedamos viendo la televisión y hablando de las actividades del día siguiente. En la tele estaban poniendo un partido de futbol de Portugal. El ambiente era muy bueno, yo no me paraba de reír. Al terminar la reunión nos fuimos a las habitaciones. Yo estuve dando el coñazo un rato largo, pero ellos no se quejaron porque ya me conocen. Qué bueno es estar con gente que sabe encajar las bromas.

Al día siguiente quedamos para desayunar a las 9 de la mañana. Un compañero se levantó a las 7 de la mañana para ducharse y nos despertó a todos. Pasé una noche muy mala, no sé si fue por la cama, pero el caso es que no dormí demasiado bien. A las 8 bajé a recepción y ya había algunos compañeros por allí. Aprovechamos para hablar un rato y fumarnos un cigarro antes del desayuno. Tenía mucha hambre, así que desayuné varias tostadas con un café.

El día no estaba muy católico, llovía, luego paraba, volvía a llover, y así todo el rato. Fuimos a dar un paseo por las salinas y los arenales, pero seguía con mal tiempo. Nos quedamos en el centro de visitantes a ver un documental del proceso de fabricación de la sal. Luego nos dieron unos prismáticos y nos pusimos en unos cobertizos a mirar flamencos. Después de esto fuimos a dar un paseo cerca del mar y acabamos en las salinas.

Unos regresaron al albergue andando y otros en furgoneta. Al llegar, nos subimos a las habitaciones a esperar a la hora de la comida. Descansamos un rato y bajamos a recepción a esperar al resto para entrar al comedor. Comimos ensalada y arroz con costillejas, muy rico, por cierto. Al finalizar salimos a fumar y después cada uno hizo algo diferente, unos echaron la siesta, otros jugaban al billar. Nosotros pedimos permiso para ir a dar un paseo por la playa y aprovechamos para tomar un café y unos zumos.

A eso de las cinco menos cuarto fuimos a ver unos partidos de futbol de selecciones sub 20. Nos colocamos detrás de una de las porterías, muy cerca del césped. De vez en cuando nos llegaba algún balón que no iba a portería y nosotros lo esquivábamos. El primer partido que vimos fue el de Arabia Saudí contra Colombia. Estuvo muy interesante, pero acabamos muy cansados de estar de pie casi todo el rato. En el descanso fuimos todos a la cafetería a por algo de merienda. Mas tarde, vimos el de Japón contra Argentina. Empezaba a hacer algo de frío. Los argentinos se adelantaron en el marcador con un gol en propia puerta de los japoneses. No pudimos verlo terminar porque nos fuimos poco antes de terminar la primera parte porque se hacía la hora de la cena. Hacía ya mucho frío.

Al estar junto al mar, notaba como mis pulmones y mi nariz respiraban mejor. Al llegar al albergue nos fuimos directos a cenar. Había hamburguesa. Esa noche conseguí dormir mejor. ¡Qué gusto da dormir con el estómago lleno! Al día siguiente, me pegue una buena ducha y fui a desayunar junto al resto de mis compañeros. Había tostadas con tomate, zumos, leche y alguna cosa más. Yo me encontraba muy bien. Salimos a caminar por la playa. Allí nos hicimos un montón de fotos en la orilla. Después de estar un rato sentados viendo el mar, nos dimos un paseo por la orilla haciendo una parada en uno de los chiringuitos que había para tomarnos algo. Nos pegamos una buena caminata, así que aprovechamos para descansar un rato en las habitaciones antes de la comida. Tocaba pollo con patatas, ensalada y algo de picar. Después de echar un cigarro nos preparamos para irnos. Fue un fin de semana corto pero intenso en el que disfrutamos de una muy buena compañía. Al llegar me despedí de mis compañeros y me fui a casa.

C'est fini.

Escrito por Jose Antonio



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